She talks to the rainbows †: Diccionario Emocional..

Reconocer cómo nos sentimos la mayoría del tiempo es una información valiosa para mantenernos saludables y funcionales. De acuerdo a estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud, casi todas las enfermedades tienen un componente emocional. Sin embargo, muchas personas prefieren no pensar en lo que sienten. Creen que la represión emocional es la manera de evitar sufrir. Cuando creamos un corto circuito interno, al no querer sentir lo que sentimos, no podemos conscientemente soltar el pasado doloroso que repetimos entonces a nivel inconsciente. No aceptamos lo que no podemos cambiar y no cambiamos lo que sí podemos: nuestras creencias, actitudes, hábitos, valores y prioridades. Hacemos de la insatisfacción y la confusión un estado emocional fijado por nuestra falta de auto desarrollo. Según el Dr. Goleman, autor del libro de "Inteligencia Emocional", una persona competente es: "Aquella persona que conoce y entiende sus estados psicológicos y sabe cómo auto manejarse y auto motivarse". Reprimir, negar, olvidar lo que sentimos es tener "minas" internas, que explotan cuando menos lo deseamos, en reacciones inadecuadas y en enfermedades psicosomáticas. Los pensamientos limitantes, las reacciones químicas y anímicas, con consecuencias energéticas, son las que determinan nuestra conducta y salud. La psiquiatría de la energía establece que las emociones como la empatía, paz, confianza, esperanza, amor compartido nos dan vitalidad y motivación. La ansiedad, culpa, envidia, odio, temor nos desmoralizan y drenan energéticamente. Para hacer genuinamente esta conexión con nuestras emociones necesitamos tener un vocabulario emocional que defina claramente qué sentimos. Es importante describir la emoción que nos invade, sin juicio pero con precisión, con un vocabulario emocional: • Coraje puede asociarse con: resentimiento, irritabilidad, sentimientos heridos, furia, Injusticia, abuso, intolerancia. • Ansiedad puede asociarse con preocupación, nerviosismo, temor, intranquilidad, miedo, angustia, impaciencia. • Inseguridad puede asociarse con: vergüenza, inadecuacidad, culpabilidad, complejo, desconfianza, baja auto estima. • Soledad puede asociarse con: abandono, rechazo, aislamiento, olvido, desamor, necesidad de aprobación, falta de sentido de pertenencia, desubicación. • Desesperanza puede asociarse con: decepción, pesimismo, desesperación, impotencia, depresión espiritual, desilusión. • Tristeza puede asociarse con: fatiga, depresión química, hastío, infelicidad, falta de auto aceptación, falta de propósito y sentido de vida. • Estrés puede asociarse con: amenaza, presión, sobre-estimulación, tensión, incomodidad, desequilibrio, explotación. Somos responsables de nuestras emociones porque son respuestas subjetivas, donde nuestra personalidad es el factor determinante. Son nuestras experiencias, creencias, auto estima, crianza, condicionamiento cultural y desarrollo personal. Toda esta programación puede ser observada y superada en la dimensión psicológica-espiritual del ser. Especialmente, cuando actualizamos nuestra propia valía y perdonamos a los demás. Conocernos y vivir más conscientes de nuestros estados de ánimo nos permite poner un espacio reflexivo inmediato entre los estímulos, que nos hacen reaccionar con cargas emocionales pasadas y una respuesta más madura en el momento presente.