En aquel entonces no supe comprender nada! Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Ella me proporcionaba alegria y aroma. Jamás debí haber huído. Debí adivinar su ternura, tras sus inocentes mañas. Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario